Pensar en Florida como un lugar donde poder apreciar la obra cervantina podría parecer un exabrupto para todos aquellos que no conocen bien esta región de los Estados Unidos y la asocian solamente con playas y consumo salvaje. Sin embargo, hay muchas razones por las cuales vale la pena adentrarse en Miguel de Cervantes (1547−1616) desde tierras americanas. La obra, siempre inabarcable, es sólo representable a través de una selección y así ha podido ser vista desde el teatro, el ballet, el cine, la ópera y la música contemporánea, entre otras formas de arte. Todas son válidas y el Quijote siempre merece una nueva visita, una nueva aproximación, una lectura adicional, nueva.
Nos unen muchas cosas, el pasado hispánico, dado que Florida fuese nombrada así por Juan Ponce de León en 1513, noventa y dos años antes de la publicación de la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Diversas copias de la obra completa vinieron en baúles a América, con lo que comenzó la andanza de este texto por todo el continente. Miles de copias del Quijote vendrían en barco a lo largo de los siglos, con lo cual comienza el tiempo de la absorción y asimilación en la vida cultural iberoamericana.
Hacer una obra de tema cervantino es un gran acierto en Florida y su recepción así lo demuestra. El pasado 4 de noviembre tuvo lugar el estreno mundial de la zarzuela La ruta de Don Quijote en el Wertheim Concert Hall en el marco del Wertheim Music Festival. Diferentes personalidades de la cultura de Miami estuvieron presentes, incluyendo a varios miembros de la Cervantes Society of America, agrupación en la cual he tenido, además, la dicha de pertenecer. La representación de esta zarzuela fue en versión concierto.
La zarzuela, compuesta por Rafael Rodríguez Albert (1902−1979) cuenta con libreto del periodista y escritor hispano-cubano Alfonso Hernández Catá (1885−1940) y Javier de Burgos (1885-1971). Depositada en la Biblioteca Nacional de España, como la mayoría de las zarzuelas y tonadillas escénicas, esta “fantasía lírica en tres actos” merece interpretarse y ser valorada en su justa medida, cosa que logró el fabuloso equipo formado por el investigador, flautista y director Gustavo Sánchez y el director de escena Federico Figueroa. Para este proyecto ambos lograron una alianza muy fructífera con la FIU School of Music a través del director de la parte teatral de la FIU Opera, el Dr. Robert Dundas y del director de la parte musical de la misma, Juvenal Correa-Salas.
La Dra. Karen F. Veloz, directora del Festival Wertheim y de la Wertheim School of Music & Performing Arts, ha demostrado ser una entusiasta de proyectos internacionales como este, que llevan a lo alto el nombre de la universidad, de la ciudad y de todas las voluntades que desde España y Estados Unidos permiten que algo de esta envergadura sea una realidad. De hecho, el director del área orquestal de FIU, el Dr. Javier Mendoza se encuentra en estos momentos en España trabajando en el Centro Superior de la Investigación y Promoción de la Música de la Universidad Autónoma de Madrid por un año como depositario de la beca Fullbright, para la interpretación, estudio y difusión de la música española e iberoamericana del siglo XVIII, música en la que es experto.
En cuanto al estreno de la obra, debo decir que fue una noche muy emocionante por tres motivos: por todo lo que conlleva llegar hasta allí, por el performance en sí mismo y por todo lo que resuena en el futuro para los involucrados en esta empresa. Por lo que respecta al performance, quiero empezar por destacar la labor del coro Voices of Miami, dirigidos por Greisel Domínguez, agrupación que lleva ya algunos años cultivando la zarzuela en la ciudad con mucho respeto y calidad en su ejecución. En esta ocasión se sumaron los estudiantes de ópera de FIU para formar un bloque sólido, con un sonido homogéneo y cuya dicción permitió apreciar la importancia del texto y los colores que pide la zarzuela.
Para esta producción se consiguió traer desde España no sólo a los dos directores, Sánchez y Figueroa, sino también a tres de los cantantes, al tenor sevillano Francisco Díaz-Carrillo de hermoso timbre para el papel de Sancho, el barítono Víctor Cruz, de gran temperamento, en el papel del Quijote y la soprano valenciana Pepa García-Maciá, polifacética y carismática, en diversos papeles. También participó el tenor venezolano Carlos Silva en varios papeles, muy versátil en la interpretación de la seguidilla y que ha desempeñado la mayor parte de su carrera artística en España y que ahora reside justamente en Miami. El resto del elenco, muy diverso por fortuna, lo forman el tenor cubano Alejandro Viera, con un fraseo y timbre delicado, la soprano cubana Laura León (quien hizo el papel de Dulcinea), el tenor dominicano Edgar Miguel Abreu y la soprano, natural de Miami, Catherin Meza, con un instrumento fuera de serie.
Esta es una obra que, al inspirarse en el Quijote, tiene un sinfín de personajes que forman parte de la vida cotidiana y las costumbres de los pueblos de España, con lo cual la vida manchega no sería palpable sin la importante vitalidad que le dan venteros, mozas, arrieros y nobles, el barbero, todos en el crisol costumbrista que legó el siglo XIX a la zarzuela y que llegaría para quedarse en el espíritu de este género, fundamental para entender la cultura peninsular. No es una obra, ni lo es la época en la que se emplaza, una demostración de poderes individuales, o de heroísmos rimbombantes, o de hazañas, sino todo lo contrario, de la vida comunal de las personas más simples (por ello las más interesantes, de quienes más se aprende) como son los labradores.
Reseña para el Observatorio Teatral Hispano. Estreno mundial de La ruta de Don Quijote en Miami.Dr. Luciana Kube Tamayo por Federico Figueroa – ARTISTIC ADVISOR- Zarzuela USA International